Spain Horses Yeguada Fernando Molina Mérida (Badajoz) Extremadura. Caballos de pura raza española

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Elección del semental en un plan de cría

Hoy casi no recuerdo cuál fue el momento en el que decidí ser ganadero, quizás por ser una labor ligada al entorno de mi familia y quizás por el hecho de que en casa ha habido siempre caballos. Esto viene a colación en el sentido de que ya escuchaba a mi abuelo aquello de “¿y qué semental pondremos este año a las yeguas?”.

Una pregunta que desde bien joven me repito cuando ha llegado la época de los potros y ahora que estamos metidos en faena se me ocurre verter parte de mis conocimientos por si acaso alguno de vosotros podéis tomar alguna referencia de lo que he aprendido, con que solo disfrutéis de la lectura ya me siento muy satisfecho pero si acaso puedes aprovechar algo más pues mejor que mejor.

Son muchas las dificultades que afrontamos los ganaderos de cualquier especie pero en el caso de las yeguadas tenemos que partir del siguiente dato: se considera normal que el porcentaje de partos no supera el 60% – 65%, lo que posiciona a los équidos entre las especies animales domésticas con más baja eficiencia reproductiva; lo que contrasta con que cuando los caballos se crían en libertad su nivel fertilidad no difiere demasiado respecto al de otras especies con índice de concepción del 75% – 80% y porcentajes de preñez, al final de la estación reproductiva, del 90% – 95%.

Quizás sea la hora de preguntarnos si en la selección de los équidos ¿Hemos prestado más atención a las otros criterios que a la fertilidad de los mismos ? Puede que este factor esté muy relacionado con el bajo rendimiento reproductivo de la especie; pero lógicamente existen otros muchos factores que intentaré poner de manifiesto.


Como es la propia exigencia de pretender que los partos se produzcan, de forma agrupada, lo más cerca posible del 1º de enero de cada año obligándose a iniciar la temporada de cubriciones antes de que la naturaleza y la biología inicien la actividad sexual (propiamente dicha) en el reloj de cada especie, lo que sin duda repercute significativamente en el índice de concepción.

Luchar contra las leyes que regulan la vida en libertad tiene sus efectos y por otro lado los ganaderos no siempre podemos esto por múltiples motivos. Por otro lado tenemos el hecho de que no a todas las yeguas les viene bien el mismo semental y este factor no es nada despreciable. También es verdad que hoy disponemos de grandes profesionales que dominan las difíciles técnicas reproductivas y una amplísima oferta de sementales que nos pueden ayudar mucho a la vez que se complica la decisión de saber que es lo que tanto nosotros como los mercados van a exigir a los futuros productos.

Antes de entrar en materia quiero verter algunas reflexiones que pueden ser interesantes no solo para gestionar nuestra ganadería sino comprender lo que realmente estamos exigiendo hoy a nuestros caballos. En este sentido no debemos perder de vista la evolución del comportamiento natural del caballo salvaje (en libertad) algo fundamentalmente para explicar muchos aspectos importantísimos sobre la vida del caballo actual y la relación que establece con los humanos. Los cambios que el hombre ha producido sobre su entorno así como en el modo de vida natural del caballo, han obligado a este a sufrir una serie de adaptaciones fisiológicas y de su comportamiento durante los últimos ocho mil años de domesticación que de otra forma no se hubieran producido jamás.

En los países desarrollados el caballo ha dejado de ser un animal de trabajo o una máquina de guerra para convertirse en un animal de compañía o en un atleta de alto rendimiento. Las diferentes disciplinas deportivas y el deseo humano de conquistar éxitos, han abierto nuevos escenarios donde vencer, es otra forma de trasladar la acción a batallas mucho más modernas.

El caballo de deporte se ha visto sometido a un gran estrés físico y a una gran presión emotiva ( psicológica ), pero al mismo tiempo todo esto le han retribuido un bienestar en base a los avances en muchas áreas que van desde la fisiología del ejercicio, la nutrición o las lesione deportivas hasta muchos otros campos de la veterinaria hasta la aplicación biotecnológica en muchos aspectos de su desarrollo habitual. Atrás ha quedado la domesticación de una especie que eran animales de presa para el hombre y muchos otros depredadores.

Los antepasados del caballo actual sirvieron a la humanidad de mucho as formas pero la primera de las fue construir una importante aportación de la dieta, después de la intervención humano-equino fue evolucionando y alrededor del 6000 a.C., cuando disminuye la población de los caballos salvajes euroasiáticos amenazando una importante frente de los alimentos para el hombre. Entonces los humanos comenzamos el proceso de domesticación en grupos que se dedicaron a diferentes objetivos. No hay duda de que se iniciaban los primeros pasos de la selección de ganado como fuente de carne, leche, piel, y otras labores donde era fundamental su manejo y adiestramiento en lo que entendemos como “doma”. Aquí tenemos los orígenes de las diferentes cualidades con la idea de obtener un servicio de cada uno de ellos, lo que no deja de ser una transición en el tiempo de lo que pretendemos hacer hoy, salvando las distancias.

Podríamos decir que los caballos son animales de desarrollo precoz. En pocas horas realizan una amplia gama de comportamientos instintivos y aprendidos, necesarios para reconocer tanto el medio donde nacen como al conjunto de sus familiares y a los posibles atacantes (depredadores).  En pocos días los potros asimilan su instinto grupal, son animales gregarios donde el vínculo con la familia determinan su evaluación y sus posibilidades de sobrevivir a través de códigos sociales muy determinados, los que no aprenden esto son mucho más frágiles y tienen menos posibilidades de ser líderes.

A la hora de diseñar nuestro propio plan de cría no está de más conocer y reflexionar sobre algunos aspectos del comportamiento natural del caballo así como las relaciones sociales que establecen entre ellos en o que es una verdadera organización social de la manada o harén.

Este tipo de sociedades equinas salvajes poseen una férrea estructura social que se va desarrollando propiamente, con unas pautas generales que van haciendo crecer al grupo con ritmo de que cada yegua tiene una media de cuatro potros en seis años. Son asociaciones naturales con fines reproductivos y de protección por lo que tienen un carácter muy estable a largo plazo donde el liderazgo se pone de manifiesto en muchas cuestiones. Estas asociaciones son polígamas y abarcan desde un  semental ( de vez en cuando varios ), varias yeguas adultas y potros donde los machos en exceso tienden a reunirse a menudo en congregaciones menos estables de “solterón”.

Los diferentes grupos familiares suelen interaccionar múltiples veces para enriquecer su comportamiento y cada uno de estos subgrupos tienen sus propios niveles jerárquicos a lo largo de la vida.  La fuerza de la relación manada/ familia se manifiesta de forma coordinada cada vez que la supervivencia se pone en peligro ante los depredadores.

Bajo este paradigma en nuestras ganaderías debemos parar el mayor partido al acercamiento cooperativo humano-caballo para obtener el mayor beneficio social y económico para el  humano y de bienestar animal para el caballo. Más tarde describiré con detalle mi opinión sobre poner a nuestro favor el enorme espíritu cooperativo de esta maravillosa especie como la mejor alternativa para su cría y no solo concentrarnos en dominarles y someterles.

Centrándonos en nuestro plan de cría, hay que intentar dar respuesta a cuáles son nuestros objetivos a la hora de ir mejorando las siguientes cabañas a lo largo de los años. Con este planteamiento iremos viendo si nos acercamos a lo que inicialmente nos proponíamos o si a la vista del material genético que teníamos hemos mejorado o no las siguientes potradas en esta difícil evaluación de resultados interviene directamente nuestra elección del semental y las futuras incorporaciones de yeguas madres.

En realidad es casi una utopía pensar que de forma global nuestros caballos pudieran volver a galopar en grandes manadas por extensas superficies de terreno como lo hacían en estado salvaje. La presión urbanística por el suelo va limitando las ganaderías que pueden dedicarse a la cría en extensivo aunque en Extremadura y en otras regiones de España y del mundo aún podemos encontrar grandes fincas y espacios dedicados a la cría de caballos en libertad. Hoy nadie duda que el comportamiento sexual de esta especie se ha visto muy afectado por el estrés de criar en condiciones muy diferentes a su hábitat natural. Por no citar que en algunas razas se ha dedicado más atención a aspectos como la belleza, la morfología, la velocidad o la potencia que a la propia fertilidad de los mismos y posiblemente sea este sistema de selección el factor que mayor responsabilidad ha tenido sobre el bajo rendimiento reproductivo de la especie.

A la hora de criar no hay reglas infalibles pero en algunas razas el objetivo primordial que nos marquemos va a determinar muchos otros factores adyacentes. Es decir si queremos hacer animales muy veloces lo ideal es cruzar la yegua más rápida con el semental más veloz, buscando una estirpe de campeones según la disciplina deportiva para las que se estén esforzando los futuros productos así como para la distancia y tipo de prueba a la que posteriormente se quieran dedicar. Obviamente en el ámbito de las razas ibéricas la diversidad de criterios, la ausencia de objetivos claros, la dispersión de intereses y la ausencia de un estándar racial que ha ido cambiando según los éxitos de algunos ganaderos con más peso y proyección mediática, cuanto menos nos han alejado de la excelencia. Ahora hay un amplio camino con lo que se está haciendo sobre el esquema racial del P.R.E. y habrá que ser pacientes para constatar sus futuros resultados.

Nuestro plan de cría
No seré yo quien me atreva a dar recetas mágicas para conseguir éxitos en los concursos pero sí me atrevo a desarrollar algunos aspectos que nos puedan hacer mejorar los productos que cada uno pueda hacer en su propia ganadería en función del  “material genético” con que contemos para afrontar esta difícil empresa de criar caballos.

El hecho de trazar un plan de cría nos hace en primer lugar, establecer nuestro objetivo prioritario:

1. Encontrar la imagen mental del caballo ideal en su morfología y en sus funcionalidad. Capaz de aportar sus cualidades al mayor número de nuestras yeguas de vientre. En mi opinión este ejemplar debe dar respuesta a las exigencias funcionales de la mayor parte de las disciplinas de la doma, donde el poderío de nuestra raza puede aportar más competitividad a la hora de poder disputar con garantías, los resultados deportivos de otras razas. Por otro lado, no debemos dejar de lado a medio y largo plazo, los parámetros de los criterios esenciales como son la belleza y la raza. Buscamos atletas y en todos los deportes se valora la envergadura y aunque no voy a encorsetar este parámetro encerrándolo taxativamente en una cifra, es verdad que hoy cuesta mucho idealizar que no esté entorno al 1,65 cm para dominar la pista suficientemente. Además será bueno evaluar sus tres aires básicos sin que ninguno de ellos sea malo. Sobre esto hay que revisar sus calificaciones cuando se valoró, algo que puede haber cambiado a lo largo del tiempo con su edad y/o entrenamiento será bueno confrontar estos parámetros de calificación tanto con los que pueda tener en la actualidad como comparativamente con sus descendientes si es que los tiene y con que tipo de yeguas lo han podido ligar o no.

Hay otras cualidades que van a diferenciar los productos que pueda dar un semental, me refiero a evaluar los movimientos con el caballo montado y en libertad. Así mismo no podemos olvidarnos de algunos parámetros como la fuerza, la firmeza y la solidez biomecánica de sus movimientos eficientes donde conjuntamente observaremos la amplitud y la flexibilidad general en el avance de estos aires descritos con anterioridad sobre el paso, el trote y el galope. Personalmente le doy mucha importancia al trabajo de los posteriores que permiten pasar el dinamismo del conjunto de las fuerzas por el dorso, y a la vez esta elasticidad natural le permiten liberar la espalda de forma equilibrada y armónica.

Esto no significa un “alborotamiento” en los trotes medios y/o largos sino un equilibrio acompasado con fluidez, aunque posteriormente podamos contrastar estos mismos parámetros con la monta de un jinete experto. Entraremos en otro de los requisitos que han logrado posicionar a nuestra raza frente los más afamados y exigentes de los jinetes como entre los aficionados. Me refiero al buen carácter del caballo español así como la franqueza para el trabajo, donde su entrega y disposición le han hecho merecedor de entregarse con corazón hacia las diferentes ayudas y solicitudes del jinete, independientemente del nivel del ejercicio y/o de la prueba que estemos evaluando. Lógicamente hay que ser realista y pretender mejorar todas las cualidades a la vez es algo prácticamente imposible. Debemos armarnos de paciencia y en ese planteamiento debemos empeñar de cuatro a cinco generaciones y entre diez y veinte años para fijar los caracteres que hacen potente a nuestra raza. Es mejor poner nuestra visión en objetivos parciales que nos permitan avanzar paso a paso hacia nuestro canon de idealizaciones.

2. Analizar a las yeguas: En este apartado me gusta contar con ayuda externa y hacer una media evaluada de las notas que puedan alcanzar nuestros ejemplares a la hora de sus calificaciones tanto en la amplitud básica como en los concursos a los que puedan asistir pero además es bueno delegar también en algún profesional y/o ganadero para que al hacer una ficha básica de puntuaciones podamos ponderar el punto de partida. Para ello conoceremos sus fortalezas y debilidades con cierta objetividad y desprendiéndonos de la pasión que nos impulsa a ser ganaderos, realismo , realismo y realismo como mejor punto de partida. En esto nos puede ayudar conocer sus antepasados y cómo han ido dando sus productos en camadas anteriores, ellas y sus hermanas como los familiares más directos que podamos conocer “investigando” un poco, es aquello de saber cuales son los mejores “mimbres”que tenemos para hacer los mejores “cestos” .Tras estas dos aproximaciones empíricas sobre el semental y la yegua en cuestión llega el momento de ir poniendo nombres sobre una lista de futuribles candidatos a padrear en nuestra yeguada. Teniendo muy presente una regla de oro: ” El elegido finalmente no debe tener ninguno de los defectos que aporten nuestras yeguas o yegua”.

De la misma manera obtendrán un  plus para la elección final, aquel candidato o candidatos que aporten un factor de corrección constatable previamente sobre el estudio de la descendencia del semental. En nuestro plan de cría no puede entrar ningún semental que aporte un coeficiente multiplicador de defectos y mucho menos si este lo pueden agravar nuestras yeguas. Jugar con esto y acceder a poner un semental que no aporte defectos y aporte virtudes extras en arriesgar mucho y más aún si lo ponemos a un número elevado de yeguas. Si conseguimos ver los productos sobre yeguas parecidas a las nuestras la idea es mucho más clara para decidir y/o descartar el semental en cuestión.

Evaluación de los finalistas
Mi recomendación para este momento anotar todas las ideas, aclaraciones, datos, interrogantes y respuestas de todas nuestros pensamientos, sin escatimar en esfuerzos, llamadas de teléfono, posibles viajes a yeguadas y presentaciones de sementales donde no solo veamos en directo al caballo en cuestión sino a su descendías. Lógicamente los resultados de concursos morfológicos y de doma también son méritos nada desechables para aproximarnos a la decisión final. No vale con pensar algo y decir esto no se me olvida, sino que hay que anotarlo inmediatamente después de tener esa idea o información valiosa. Aquí entraría también la idea de nuestro asesor o asesores de confianza.

Junto a la ficha del semental debemos añadir observaciones como: año de nacimiento, su alzada real, número actualizado de hijos y la posibilidad de obtener semen fresco. Congelado del mismo. En el apartado de otras observaciones no debemos despreciar anotar la primera impresión que nos causó el caballo al verlo, su temperamento al observarlo en diferentes situaciones y las reacciones que manifiesta ante estas situaciones tan diversas, si presencia nervios, relincha o se defiende de otra forma más agresiva.

Estructura: Valorar sus huesos, aplomos, musculatura, etc… lo que llamamos apariencias externas sobre los rasgos de su complexión anatómica lo que nos indica su apariencia en los caracteres sexuales que lo diferencian claramente como macho.

Equilibrio: Es el conjunto de las formas a la vez que observamos el movimiento y en el desarrollo de su comportamiento sin que se aprecien desproporciones evidentes que alerten su valoración uniforme, es como si estuviera “fundido de una sola vez”.

Regiones anatómicas y cabeza: Revisar las regiones es importante pero también lo es detenerse en el armado de la cabeza como una región que define la raza y la cabeza. Está es una región que se mantiene a lo largo de la vida del caballo una vez alcanza su madurez la cabeza define la expresión del caballo y lo acercan o alejan a la raza como a la “chispa” de si un caballo entra por el ojo o no. Sus orejas, ojos, frente, crines nos van a dar mucha información, así como su cuello, su enganche si es más o menos largo y denso también su proporcionalidad sin empastadura, para facilitar el contacto y la facilidad para recibir todas las sensaciones y fuerzas equilibradas de la cinemática de los impulsos que necesita un caballo domado.

Los orígenes: Los progenitores de un semental son muy importantes y aportan mucha calidad genética a los productos. Nos dan información valiosa para descartar o apostar por uno u otro semental en función de quienes sean sus padres, abuelos, etc… Los índices de consanguineidad, así como las calificaciones como reproductor recomendado también son factores a considerar, hay líneas que aportan calidad pero que al cruzarlas entre ellas se pierden como valor genético y eso no es tampoco despreciable pues ya se puede vaticinar parte del resultado sin tener que aportar por el método de ensayo y error sino el descarte intelectual de la información más o menos contrastada por la experiencia.

Otros factores como la heredabilidad de las capas merecen un estudio más detallado en otro artículo pero lo que si me gustaría reseñar es que hoy vivimos en un mundo de imágenes donde mucha información está disponible en internet en este sentido podemos encontrar fotos y vídeos que sin duda nos dan información que debemos recoger en nuestras notas, aclaraciones y fichas.

Por último: Nunca intentar resolver un defecto de nuestras yeguas con el defecto contrario que pueda aportar un semental. Sería el caso de aportar el defecto contrario en un perfil de la cabeza del semental para corregir el de la yegua. Esto se arregla aportando virtudes y no jugando con defectos que se pueden multiplicar exponencialmente a nuestra contra.