
Cuidados del caballo en invierno
Con la llegada del frio podemos tomar algunas medidas para mejorar las condiciones de nuestro caballo de cara a la dureza del invierno. Además, en algunas regiones, este cambio estacional se hace de forma muy acelerada. Este es el caso de Extremadura donde pasamos del “verano” al “invierno” con una transición climática muy breve, así el otoño se hace generalmente más cálido y después tanto las lluvias como las bajas temperaturas se “viene encima” de forma inmediata, imponiendo unos cambios muy importantes para los que apenas tendremos tiempo de reaccionar.
Evidentemente no es lo mismo criar y mantener los caballos en libertad, algo que en nuestra tierra es relativamente frecuente y donde además los beneficios de la dehesa siempre ayudan; al bienestar animal.

Ragnar
Una vez que repunte el otoño debemos ser conscientes de que llegarán un conjunto de nuevos desafíos; propios de esta época del año, a los que debemos prestar atención para evitar potenciales problemas. Podemos decir que es el momento de hacer un balance de la salud de los animales, así como de las circunstancias del medio ambiente para introducir algunos “ajustes” en favor de los caballos.
• Control de parásitos:
El descenso de las temperaturas tras el verano hace aumentar el número de larvas de parásitos en los pastos. Además, comenzará a disminuir la calidad de los mismo lo que posibilita la necesidad de pastorear en áreas que nuestros animales evitarían, como cerca de estiércol etc.
A medida que van cambiando las condiciones del otoño no solo disminuyen los pastos, sino que el crecimiento de la vegetación puede hacer que los animales entren en contacto con algunas hierbas que normalmente dejarían de lado, incluso con algunas variedades tóxicas, por lo que es bueno ofrecer heno antes de que desaparezca el pasto.
Como norma general los caballos aclimatados a temperaturas frías prefieren estar en libertad, pero debemos ser cuidadosos en mantener algunos “estándares” que generalmente garantizamos en verano, no debemos descuidarlos pues se vuelven incluso más importante en el invierno.

Bisilia
Paradójicamente nuestros animales necesitan beber más agua de la que les puede apetecer con la bajada de temperatura. En este sentido debemos estimular que su consumo sea apetecible, más cuando los pastos exuberantes y el forraje contienen entre un 60 y un 80 por ciento de humedad en verano con lo que contribuyen directamente a las necesidades hídricas del caballo. Por el contrario, los alimentos secos de invierno, como los cereales y el heno contiene menos del 15 por ciento de humedad. Por lo que paradójicamente necesitan más agua en invierno.
Nuestro objetivo será aumentar la cantidad de agua que beben los caballos para ayudar a prevenir la deshidratación y los posibles cólicos. Como normal general un caballo adulto de unos 450KG., necesitan entre 35 y 50 litros de agua por día.
Si un caballo no bebe lo suficiente en estos meses, puede comenzar a comer menos y será propenso a sufrir cólicos por impactación. Aun ofreciendo alimentos apetecibles y de calidad, los caballos consumirán menos si no beben los suficiente.
“Es un círculo”, si los caballos comen menos alimentos, es posible que no tengan suficiente energía para tolerar el frío.
La ingesta de agua mantiene un nivel óptimo de humedad fecal que de no ser así podría desembocar en una impactación.
Lógicamente esto no se produce en un solo día sino con un tiempo más o menos prolongado sin beber lo suficiente para que el tránsito intestinal sea el adecuado.

Fer Játiva
Con esto la pregunta es: ¿Cómo animar a que el caballo pueda beber más? Los caballos prefieren el agua entre 8º y 18º centígrados, en esta franja les apetece más beber, seria lo que llamamos “agua tibia”.
Otras características que ayudan en nuestros objeto son:
• Ofrecer al caballo la disposición de sal y si no les apetece lamer el bloque de sal por estar frío debes plantearte hacerlo en el pienso. (Un caballo adulto más o menos 50 gramos por día).
• Limpiar diariamente el bebedero.
• Aportar agua limpia y sin sabores o restos de comidas.
• Revisar los bebederos para que no se hielen y/o atasquen. Si hay algún tendido eléctrico verificar si hay descarga incontrolada que le impidan beber.
Algunos estudios muestran que los caballos aclimatados a invierno muy duros y pueden llegar a satisfacer sus necesidades de agua gracias a la nieve, pero esto también puede poner en riesgo su salud además de exigir un proceso de adaptación.
• Ajustes en la alimentación de caballo en el invierno.
Hay factores específicos que hacen a un caballo más o menos resistente al frío. En este sentido hay algunas razas más rústicas que otras, podríamos decir que el P.R.E es una de las versátiles, capaces de afrontar climas muy extremos. No solo por resistir temperaturas altas en verano y bajas en invierno sino por hacer la adaptación de su organismo, a este cambio, con relativa rapidez.
Entre los factores individuales que pueden afectar a la temperatura corporal crítica, más bajas, de un caballo se incluyen también la longitud del pelo y el tamaño del animal. Así un caballo con pelo corto expuesto al clima frío y húmedo tendrá una temperatura crítica más baja que la de un caballo aclimatado al frío con un pelo grueso y depósitos de grasa.
La temperatura más baja estimada para un caballo es 5º con una manta ligera y de -8º con una manta de invierno, más gruesa e impermeable que resista mejor las bajas temperaturas. A partir de estas condiciones térmicas nuestro caballo necesita suplementar considerablemente su alimentación para protegerse del frío.
Respecto a los ejemplares más pequeños tienen un área de superficie mayor con relación a su peso corporal y pueden perder más rápidamente el calor que otro más grande. Lo que debemos considerar para los potros recién destetados que en esta etapa crítica de su vida se les une lo que acabamos de exponer, luego el frío puede “mermar su desarrollo” ya que el aporte calórico no ira dedicado solo a su crecimiento sino al mantenimiento de su temperatura. Como norma general se dice que por cada grado por debajo de los -8º un caballo necesita un uno por ciento adicional de energía en su dieta.
Como orientación se podría decir que un caballo necesita un 25 por ciento más de su ración, respecto a las del resto del año. Esto no significa que solo lo hagamos suministrando más grano ya que la fuente de energía alimentaria más apropiada es el forraje. Además de ser muy digestible, como explicaba en el artículo de la revista anterior (La alimentación del caballo), proporciona más calor por la fermentación microbiana de los mismos.
En definitiva, con lo que hemos visto hasta ahora podremos afrontar un invierno con más garantías de salud, esto implica no solo comer un poco más, sino que debemos encontrar la forma de conseguir esas “calorías extras” que necesitan nuestro caballo para producir calor. Evidentemente esto último tiene mucho que ver con disponer de un establo apropiado, algún refugio o cobertizo que les proteja de la lluvia, la helada y del frío. Lo que en la naturaleza también se traduce en suelos firmes con poco barro, buenas arboledas de protección e incluso alguna pared que les resguarde del fuerte azote del viento y de la lluvia.
Respecto al establo no considero necesario hablar mucho de la importancia de tener una buena cama, seca, limpia, aireada, pues es algo que todos conocemos bien. En todo caso recordar la importancia de hacer una buena desinfección invernal del mismo antes de volverlo a utilizar.
Durante el invierno es conveniente vigilar la higiene del establo a diario limpiándolo cuando sea necesario. Sin dudas este será el mejor lugar para no pasar frío, pero debemos mantenerlo para evitar la formación de moho y la concentración de bacterias. La humedad favorece la aparición de hongos por lo que la ventilación de la cuadra es esencial. Si hace mucho frío podemos cubrir al caballo con una manta ligera para que no se resfrié incluso en la cuadra.
• Consejos en la utilización de la manta.
Para cuando comiencen a descender las temperaturas es conveniente tener revisadas nuestras mantas y saber tanto el tipo como el tamaño que necesitaremos según nuestros animales. En este momento tendremos que revisar los anclajes y repasar si tiene algún desperfecto, roto o descosido que podamos arreglar. De lo contrario debemos tener disponible una nueva.
Cuando los días comienzan a hacerse más cortos y las temperaturas van descendiendo, es el momento en que el pelo del caballo empieza a formar su abrigo natural de invierno, pero no debemos cubrirlo hasta que este proceso desarrolle un pelo más largo, con una especie de “lana corta” en la raíz del mismo. De lo contrario frenaríamos esto que también ayuda a resguardar térmicamente al animal. Ese pelaje ayuda a mantenerle aislado atrapando y calentando el aire sin dejar pasar el frío. Si nos anticipamos a cubrirlo antes se reducirá el “pelaje natural” tan conveniente en los meses que van desde finales de diciembre a marzo, para volver a descubrirlos en abril cuando los días son más largos y cálidos.

Latino, con manta de invierno
También es muy importante mantener al caballo seco y protegido del barro pues ambas cosas son favorables. Un caballo húmedo o embarrado pierde aislamiento térmico y aumenta la perdida de calor.
Es muy recomendable revisar el establo de nuestro caballo con frecuencia por lo que tenemos que prestar atención a su pelo, a veces esta capa de pelo grueso puede confundirnos, al no dejarnos apreciar bien el volumen que este podría haber perdido. Igualmente es recomendable quitar la manta de vez en cuando, para revisar las posibles rozadoras, heridas etc. además de apreciar “las carnes” del animal de una forma más directa.
Existe un dicho popular muy práctico, “el ojo del amo alimenta al caballo”, es una forma muy práctica de resumirlo.
• Se trata de abrigar a nuestros caballos. Actualmente existen multitud de tienda especializada donde podéis encontrar mantas de todo tipo:
• Desde las Mantas para exteriores, cuando nuestros caballos están en prados de descanso a la intemperie.
• Mantas para el box que suelen ser más finas ya que en las cuadras las temperaturas no son tan frías.
• Mantas Riñoneras aconsejables para cuando vas a montar por las mañanas y hace mucho frío o cuando el caballo tiene posibilidad de sudar y quieres cubrir esa zona para evitar constipados.
• Mantas para la ducha son muy recomendables si tenemos que duchar al caballo en este tiempo que nos acompaña. Tras las ducha lo pondremos este tipo de manta. Cuando pase un rato y este seco le quitaremos la de ducha y le pondremos la de cuadra para descansar en el box.
• La limpieza.
El frío nos puede llevar a despreciar la necesidad de limpiar adecuadamente al caballo. Incluso hay quienes manifiestan cierta aversión a ducharlos por los posibles constipados, cuando la cuestión radica en hacerlo adecuadamente. Duchar un caballo en invierno requiere una serie de pautas de las quiero resaltar algunos aspectos:
-Buscar el momento oportuno para que tengamos la mejor temperatura ambiente posible, en esto tanto el lugar como el sol puede ser algo decisivo.
– No provocar grandes cambios de temperatura en el animal, algo que podremos combatir haciéndolo paulatinamente y utilizando agua caliente.
-Evitar las corrientes de aire frío mientras el caballo esté mojado y sin ninguna protección en ducha.
-Afrontar este proceso de forma paulatina lo que supone limpiar al caballo por partes, pero de forma rápida. Además, tendremos que ir tapando las zonas que ya hayamos lavado previamente, con el fin de que nuestro animal no coja frío.
Una idea puede ser utilizar toallas y/o lámparas de secado con calor, antes de poner una manta oportuna para este mismo fin y después colocar la que convenga.
• Cuidado específico de los cascos.
Tanto si vuestros caballos están en prados de descanso como después de hacer ejercicio, debemos vigilar concienzudamente sus cascos. Ya que en ambas casos estarán en contacto con terrenos mucho más húmedos y fríos de lo habitual. Por lo que se hace doblemente importante la correcta limpieza de las ranillas y el buen seguimiento de las paredes de los mismos.
Los cascos son una de las partes más frágiles de un caballo con lo que hay que extremar precauciones, limpiándolos antes y después de hacer ejercicio. No en vano, muchas de las enfermedades del caballo en invierno pueden ser consecuencia de un mal estado de los mismos, produciéndose alteraciones en la piel o arestines (fiebre del barro).
En todo caso no olvidemos hacer el mismo protocolo de mantenimiento que durante el resto del año, aplicando alguno de los muchos productos existentes en el mercado (cremas, aceites, breas, biótica…) para cada uno de los casos, si nuestro caballo lo necesitara.
Sin parecer exagerado, por algunas zonas y dependiendo de las condiciones del establo o refugio la temperatura del suelo puede ser extrema con lo que se pueden utilizar “botas”, ya estén herrados o no. Algo que de paso es una buena solución como aislante de la nieve o del hielo acumulados. También podríamos consultar con el herrador por algún tipo herradura específica para estas condiciones meteorológicas extremas.
Dos últimas recomendaciones para afrontar un invierno duro con garantías saludables para nuestros caballos.
Primero: aunque el nivel de actividad física de tu caballo disminuya mucho en esta época del año es muy importante no suprimir del todo el ejercicio, a pesar de que consuman mucha energía también le ayuda a mantener su temperatura corporal. Al ser animales de sangre caliente experimentan una sensación térmica muy diferente a la nuestra pues tienen una temperatura media está entre los 38-39ºC.
Segundo: la mejor manera de cuidar a tu caballo frente a la adversidad del clima es preparándose anticipadamente a todo lo que sabemos que llegará antes o después. Y de otro lado, afrontar los posibles problemas de salud poniéndote en contacto, rápidamente, con el veterinario cuando cualquier síntoma comience a “dar la cara”, de lo contrario lo que en un principio se puede solucionar, podría complicarse mucho más.